sábado, 4 de enero de 2014

CAMINAR...

Sonidos... el vallenato de fondo, el pequeño ronroneo del gato y el del computador, los carros pasando, silbidos y conversaciones lejanas, las melodías que se pelean por atención en mi cabeza y las voces... tantas voces que vienen y van, el mar de palabras que muchas veces no tienen sentido. Los sonidos de la mañana del pueblo, la promesa de un día más lejos de la ciudad, de una tarde más respirando verde y la visita a un mundo de fantasía que me llama a gritos desde el sofá. 
Enero es un mes que amo más que diciembre... Inicio, posibilidades infinitas... No importa lo que haya sido, otro ciclo completamente nuevo nos es regalado, es algo sagrado, me gusta sentir que me purifico y dejo pasar... estoy sola aunque esté rodeada de amor, estoy sola porque el miedo se va, las ilusiones vencidas también lo hacen, todo puede irse, todo lo que no aporte emoción y felicidad real. 

Se van los recuerdos que lastiman, se van las imágenes de las personas que han hecho daño y también de aquellas que son insignificantes pero que no representan nada positivo. Se va la sensación de no ser suficiente, de necesitar ser mejor, se va la ansiedad y se va el ruido, se desaprenden las cosas inútiles y pesadas, se van las ideas creadas por otros sobre mí, se va el miedo a defraudar a alguien... Se va con cada respiración, el viento me despoja de todo. 

Queda espacio para vivir, para caminar, para escuchar, para ver... queda el corazón latiendo, la sangre corriendo por el cuerpo y escribiendo estas palabras.

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