martes, 8 de diciembre de 2015

Agua

Tanta, pero tanta información me abruma, a veces me pierdo. Necesito espacios viscerales para pensar y escribir eso que pienso sin fuentes, sin leer, sin ver más que con mis ojos la realidad y percibir con mis sentidos el mundo. Uno bebe "agua salada" y lo sigue haciendo porque piensa que está saciando una sed de conocimientos, pero lo cierto es que siento que estamos atrofiándonos, nos quedamos con datos que después nos asfixian si no hacemos algo con ellos,  o por lo menos yo siento que necesito tiempo para procesar todo eso. 

A veces la gente no entiende que quiera pasar tanto tiempo a solas, pero son esas conversaciones conmigo las que me permiten saciar la sed, encontrar el agua dulce y fresca que nutre, que hidrate, que me sienta bien... También siento que sólo cuando uno está tranquilo y tiene limpio y llenito el corazón puede brindar algo a los demás. Aprendí con el tiempo a no sentirme mal por querer estar sola, aprendí que tengo derecho a hacerlo cada que quiera y que no tengo que darle explicaciones a nadie sobre ello

domingo, 6 de diciembre de 2015

Vulnerable

Me siento vulnerable y no temo decirlo. Me siento al mismo tiempo tan fuerte que me creo capaz de llevar esta vulnerabilidad conmigo y seguir escribiendo, seguir creando, seguir equivocándome. Es que de eso se trata un camino propio, y pretendo seguir por aquí toda mi vida. Es un momento para vivir según mis propios lineamientos y confiar, es un momento para reconocer los errores, los afanes, las caídas, la ingenuidad; perdonarse ser así de ingenuo. Siento que me han lastimado y que en mi soledad sólo me tengo a mí, pero siento también que es todo lo que necesito para recargarme de nuevo de energía y continuar. Es un momento difícil, pero es también una oportunidad para demostrar que soy diferente a aquellos que se rinden en los momentos difíciles. Es la oportunidad perfecta para que mi ego herido no me defina, para que me defina la pasión. 

Es en los momentos difíciles cuando uno sabe si alguien es apasionado o no; si no eres capaz de poner tu corazón y luchar en momentos de confusión y caos, es que no eres tan apasionada como decías ser. No sé por dónde empezar a replantear las cosas, a sanar, ni por donde seguir, ni cómo mejorar aquello que me falta como persona, no sé nada, pero sé que no tengo miedo. Por lo pronto debo continuar haciendo cada cosa con dignidad y entrega, con todas mis fuerzas y con la alegría que aún queda en mi corazón... Poco a poco llegará el momento de desacelerar y evaluar, de redirigir el camino... Todo estará bien porque mi corazón es fuerte y sabe cicatrizar. Sentiré como vuelve a estar sano, nuevo y listo para seguir volando. 

sábado, 5 de diciembre de 2015

El miedo al rechazo

Es curioso lo que sentimos cuando somos o no aprobados por los demás. A todos nos afecta lo que piensen, queremos que nuestro trabajo les guste, parecer atractivos, caer bien, que se identifiquen con nosotros... y no puede evitar uno sentir esa necesidad. Hoy vi un comentario negativo sobre mi música que me hizo recordar algunos comentarios de hace ya muchos años; pero más que lo que decían, recuerdo lo que yo sentí. Sentí que las cosas perdían el sentido así de repente, no entendía cómo era posible que a esta persona le disgustara mi música y me lo expresara públicamente como queriendo desquitarse por algo, eso sentía y en ese entonces fue difícil de afrontar. 

Hoy cuando vi el comentario sentí algo similar por un momento, la diferencia es que fue menos intenso  y más efímera la sensación, me tomó por sorpresa porque hacía tiempo no sentía "el rechazo" de alguien. Es increíble el poder que damos a las opiniones de alguien más, alguien a quien no conocemos, alguien que tal vez tenga razones personales para no querernos, o tal vez vea en nosotros algo que le molesta por cualquier motivo que no necesariamente tenga que ver con uno o con su trabajo. Todos de cierta manera somos espejos, los demás nos quieren o no porque se identifican con nuestras cosas buenas o no quieren ver sus propias falencias y las ven en nosotros.

Cuando uno hace música así se mide el éxito, en a cuántas personas les gustaste, esto parece ser muy importante. Hasta cuando uno toma el camino de "hacer lo que me suene bien a mi", uno imagina que generará una especie de identificación de parte de quienes lo escuchen... pero no necesariamente y eso está bien, el sólo hecho de hacer lo que quieres, de hacerlo realidad tiene validez. Hay que seguir caminando en compañía de quienes se van sumando genuinamente y por las razones correctas, hay que seguir mejorando y mirándonos con más objetividad y una coraza menos susceptible, hay que reírse, entender qué podemos hacer mejor de una manera tranquila y continuar.  

viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Qué hacer cuando uno no sabe qué hacer?

Uno casi siempre sabe qué hacer, lo sabe muy bien, lo sabe demasiado bien, tiene más información de la necesaria, tanta que satura, tanta que se convierte en ruido y pierde importancia... Entonces llega el momento de tener que ordenarla, sintetizarla, estudiarla, entenderla, disminuir un poco el paso... Uno sabe que está en este punto cuando no sabe qué hacer aunque en teoría lo sepa de todas las maneras posibles, es que ¡¡¡Qué cantidad de información!!! 

Yo creo que cuando uno no sabe qué hacer no queda otra que quedarse en silencio y no hacer... Parece simple pero no lo es, prendemos el televisor, llamamos a alguien, ponemos música o en el mejor de los casos tomamos un libro, como si ahí estuvieran las respuestas... pero cuando uno está saturado lo peor que puede hacer es llenarse de más basura, porque hasta la información más importante pierde relevancia entre tanta cosa...

Es una necesidad real, esa de desacelerar y quedarse en silencio. Cuando supero ese instinto de prender el televisor o la radio, encuentro algo valioso, siempre me siento mejor, siempre siento que he ganado algo, un poco de claridad en cuál es el siguiente paso, un pequeño cambio que me trae un poco de paz y una mejor forma de hacer las cosas, un poco de felicidad. Es una decisión llena de amor por uno mismo.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Diciembre

Diciembre, un mes para pensarse, para cerrar un ciclo, para replantear qué sigue, qué no, qué hicimos bien, qué hicimos mal, qué queremos para el próximo año. Mi poco gusto por diciembre tal vez sea que siento que entre tanto ruido, entre tanto alboroto, deudas y desenfreno no es posible hacer tal cosa como terminar un año lo mejor posible para replantear qué errores cometimos y merecen no repetición, qué aciertos tuvimos y merecen un reconocimiento, una sonrisa de satisfacción. 

Es un mes muy importante por eso y no debo dejar que mi poco gusto por las festividades me quite el placer del cierre, del cambio. Es un mes al que sacaré todo el provecho que pueda, en el que cerraré cada capítulo doloroso como tenga que ser cerrado, en el que reiré por lo que hice bien y reconoceré que aquello que hice mal deja lecciones que debo tomarme el tiempo de estudiar. 

Es un mes para bajar un poco el ritmo y desintoxicarme de la rutina, tal vez para alejarme también y verme desde afuera, desde donde todo es insignificante, desde donde todo es posible, desde donde uno se puede vaciar y olvidar, convertirse en una nueva persona, con nueva energía, capaz de ver las posibilidades que un nuevo año siempre abre.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Emociones

Es como si las emociones fueran vendas. Estamos ciegos ante ellas, estamos vulnerables. Es como si las emociones fueran jaulas. Estamos atrapados y pensamos que no existe la llave para salir de allí... Pero la jaula nunca está cerrada y es tan sencillo como quitarse la venda... Pero casi nunca queremos, la jaula es cómoda y nos da terror ver. Preferimos seguir en el mismo lugar, sintiendo lo mismo hasta que el tiempo cure la emoción negativa o marchite la positiva. Creo que cuando es una emoción que no nos gusta se puede acelerar la labor del tiempo, ser valiente y salir de la jaula, quitarse la venda y mirar que el cambio significa más posibilidades de sensaciones, de caminos, de creaciones. 

martes, 1 de diciembre de 2015

Lo femenino y lo masculino - mi mundo interno

No soy feminista, ni cinco, no sé, a decir verdad, ni siquiera me identifico del todo con las mujeres. Sí, yo sé, soy una mujer y soy aparentemente muy femenina, con rasgos que algunos definen como "ternura", "delicadeza"... soy pequeña y con facciones redondas; pero crecí sintiendo que no pertenecía del todo a ese mundo femenino aunque me preocupara en exceso por cómo me veía. Me es extraño ese mundo interno, esa camaradería con otras mujeres, eso de "el vientre mágico". Hay un aura particular y yo imagino que ellas lo sienten también porque nunca me he llevado realmente bien con las demás chicas. He asistido a jornadas de conexión con lo femenino desde la danza y eso es una cosa muy extraña e incómoda para mí, ni que hablar de abrazar a las amigas o dormir en su cuarto, ¡nunca! ni cuando tenía 5 años, lo recuerdo aún.

Esa identificación con ciertas cosas del género son rarísimas para mí... no sé porqué pero nunca la he sentido, nunca he tenido una mejor amiga a la que le cuento que me encanta un chico o de mi maquillaje o algo, mientras ellas hablan de ello como si fuera obvio que todo se comparte... y eso que crecí con dos hermanas mujeres... de hecho prefiero sacar una excusa para no hablar mucho e irme a escribir...  cuando he leído sobre la psiquis femenina, siento que hay cosas que me son extrañas y aburridas... prefiero pensarme como un chico, de niña hubiese adorado ser niño. De una manera distinta, es decir, me encantan los hombres... de pronto es que leí demasiado a Mr. Freud y quedó un increíble rayón en mi mente. 

He admirado y disfrutado más la compañía de los hombres desde entonces, entrenando artes marciales, hablando con ellos como si fueran mis amigos, de hecho, siempre me enamoro de un amigo, de mi mejor amigo, con el que me pueda sentar en silencio a disfrutar de una tarde. Tal vez algunos chicos también sientan que en el fondo se identifican más con lo femenino, sin que eso signifique que sean gays.  Es cierto eso que dicen que somos complejos; imagino que todos lo somos, pero es más fácil generalizar he irse adaptando al lugar que culturalmente nos corresponde.