lunes, 10 de diciembre de 2018

El tiempo de plastilina

He cambiado. En estos 14 minutos he cambiado. Soy una con la sonrisa y con la visión borrosa del regreso de la oscuridad. La guitarra en la pared, el retrato que alguien hizo alguna vez de mi rostro, los fantasmas de la música que escucho, el deseo robusto, sano, en forma, alado. La visión de las posibilidades. Han cambiado los paisajes, hay más colores, hay nuevas realidades, hay nuevas escalas, hay nuevos puentes para saltar al río. 

El tiempo es maleable de maneras que no entiendo completamente, pero que si pongo atención puedo percibir claramente. El tiempo es de plastilina. 

Hoy los pájaros amanecieron cantando más que ayer. Hoy volví a escribir en el computador. Hoy almorcé camarones. Hoy busqué palabras con acentos en T, P y B para mi nueva canción. Hoy la guitarra está conectada, Luna duerme, los vecinos parecen ausentes, diciembre ha encontrado la forma de ir tan rápido que su tercera parte ha llegado casi sin avisar. Estos últimos 4 días han estado más llenos de mí. El tiempo se ha dejado moldear casi a mi antojo. Me acoge, me escucha, es casi un espejo, es casi un amigo.