Escribir
A veces escribir se convierte en una necesidad de conexión. Sólo sentarse y dejar correr el lápiz por el papel o deslizar los dedos por el teclado y cumplir la cita, lo hago para sentirme viva, lo hago para que el temor desaparezca... nunca lo hace, pero sigo escribiendo.
La escritura hace visibles los caminos, es un portal a otros mundos... Con razón se puede ser adicto a las palabras. Para ellas no tengo que se sensata, puedo deleitarme con la dulce sensación de los errores cometidos con ganas, no tengo que controlar el espíritu.
Cantar
A veces cantar se convierte en una necesidad de conexión. Sólo sentarme y dejar salir el aire en forma de sonido a través de mi cuerpo y cumplir con la cita, lo hago para sentirme viva, lo hago para que el temor desaparezca... nunca lo hace, pero sigo cantando.
Las melodías hacen visibles los caminos, son portales a otros mundos... Con razón se puede ser adicto a las melodías. Para ellas no tengo que ser sensata, puedo deleitarme con la dulce sensación de los errores cometidos con ganas, no tengo que controlar el espíritu.
Tocar
A veces tocar se convierte en una necesidad de conexión. Sólo sentirme y deslizar mis dedos sobre el piano y escuchar las vibraciones que salen de aquel bello instrumento y cumplir la cita, lo hago para sentirme viva, lo hago para que el temor desaparezca... nunca lo hace, pero sigo tocando.
Los sonidos de mi piano hacen visibles los caminos, son portales a otros mundos... Con razón se puede ser adicto a tocar. Para el piano no tengo que ser sensata, puedo deleitarme con la dulce sensación de los errores cometidos con ganas, no tengo que controlar el espíritu.
Besarte
A veces besarte se convierte en una necesidad de conexión. Acercarme a tu boca y dejar que los labios se rocen o deslizar los dedos por tu cabeza y cumplir con la cita, lo hago para sentirme viva, lo hago para que el temor desaparezca... nunca lo hace, pero te sigo besando.
Tus besos hacen visibles los caminos, son portales a otros mundos... Con razón se puede ser adicta a besarte. Para tus besos no tengo que ser sensata, puedo deleitarme con la dulce sensación de los errores cometidos con ganas, no tengo que controlar el espíritu.
