lunes, 2 de diciembre de 2019

Que azulito está hoy el cielo

Que azulito está hoy el cielo. Como la chaqueta que compré. Me recuerda a una que tenía cuando era adolescente. Era blanca, como un pedacito de cielo blanco. De la época en la que creía en los amores lentos, completos, bonitos, llenos de laberintos, dulces y densos; para arder poco a poco, para perderse y expandir los instantes, para estirar las horas y llenarlas de magia. 

De mis amores pasajeros nada espero, nada reprocho, de nada me arrepiento. Son de otros colores, van a otra velocidad; los incompletos, fugaces, incapaces de marcar, de herir, de dejar algún tipo de huella, los que solo alcanzan a dejar una dulzura tímida. Son un cielo que pasa desapercibido a la mirada y al asombro. 

¡Que azulito está el cielo hoy! Soy la misma de antes. La de la chaqueta azul cielo. La que después de un tour por la superficie, vuelve a amar los laberintos. 

viernes, 1 de noviembre de 2019

Pasar la página

No se puede pasar las páginas tan rápido sin perder la profundidad. Los amores largos, secos y carentes de fuego deben morir, ya están muertos. ¿Pero es la única opción pasar sin que queden huellas, sin que queden heridas, marcas, pedazos del otro? 

Extraño excavar en las profundidades de otro ser. Todo el mundo parece querer quedarse en la superficie. Tendré que empacar mi corazón, guardarme las ganas, encontrarme completa, luminosa, sola pero densa. Nunca indiferente, apática, fría, vacía; como tantas almas que ya perdieron la sensibilidad y que exhiben un corazón disecado como trofeo. 

jueves, 31 de octubre de 2019

¿Por qué?

No tengo nada que decir. No ha pasado nada. No me siento particularmente triste, ni alegre, ni optimista, ni pesimista, ni nada... Estoy como normal, es un día más bien aburrido, pero no es una "mierda de día". Hay más ruido del que me gusta, la gente ve televisión y escucha radio 1. La gente se pone ruidosa en esta época, normalmente yo me quiero esconder debajo de la tierra, hoy estoy más bien indiferente. En lo mío. Llenando algunos formatos, con un e-mail pendiente por responder, al que me acabo de dar cuenta que le he estado un poco corriendo...

La mayoría de las cosas traen su dosis de aburrimiento, y es que es de las cosas más difíciles de superar sin abandonarse. Los retos que parecen imposibles son emocionantes, lo que da miedo es excitante, y la adrenalina es una fuerza muy poderosa que te impulsa como un cohete. Pero la rutina, wow, eso sí que es difícil...Y aún así la elegimos... ¿Por qué? 

miércoles, 30 de octubre de 2019

Al otro lado

Estoy de reconciliación con mi mente, con mis canciones, con mis procesos, con mis errores. A ellos, los abrazo, los admiro, ¡qué valiente chiquilla eh!
Muchas de las nuevas entradas están privadas, porque he necesitado un espacio para mí, sin compartirme. Pensando cosas tan extrañas y pasajeras, que no quiero que nadie me asocie con ellas, no me representan, son búsquedas, son dinamita para abrir camino...
Me he compartido de otras maneras. He abierto los brazos y los ojos al cantar. He cantado desde el amor, y ya no desde el ego o el miedo al qué dirán (que son lo mismo).
He cavado hasta profundidades que no conocía de mí. En soledad, en silencio.

jueves, 23 de mayo de 2019

Ciudad

En un rincón de la ciudad los niños juegan baloncesto, las viejas caminan, los viejos juegan ajedrez, las tiendas de las esquinas despiertan a la ciudad con un café mediocre, los árboles prestan la sombra, los pájaros cantan, pasan motos, carros, policías, pequeñas ráfagas de viento, palabras. 

La ciudad respira, la ciudad se asfixia un poco. Afuera es así. Adentro de mi burbuja hay silencios imaginarios, hay ruidos de fondo, hay aroma a vainilla, un vaso con agua frente a mi, un teclado, un celular, algunas cosas por hacer, algunas cosas por no hacer, algunas flores, canciones potenciales, una pequeña angustia que se ha hecho visible, de la que me he venido escondiendo sin saber, a la que he visto por ahí espiándome. ¿Qué necesitará? ¿Qué hace aquí? La dejaré ser y la escucharé con atención. Ni siquiera me importa que esté aquí.  Mi burbuja se parece bastante a cualquier rincón de la ciudad. 

miércoles, 22 de mayo de 2019

Fuck logic

Escribir, dejarse llevar. Que las palabras caigan en el papel sin un filtro. Escribir sobre la conversación inacabada que trata de llegar a algún lugar y no lo logra. Sobre el brillo de la ventana que quisiera cubrir completamente. Sobre la cortina que tengo en el baño de mi pequeño estudio y que quiero cambiar, sobre las alfombras y la pared de mi pieza. Escribir sobre mi gata que estará dormida soñando con seguir durmiendo o con una familia de gatos, o con cazar una mariposa de muchos colores. Las letras, así no lo quiera, pasan por los filtros de la lógica. Una lógica que no tiene mucho que aportarme, que llega limitada, gris, extraña, sin muchas posibilidades, esa lógica que me paraliza, que hace que muchas palabras salgan de mi boca o de mis manos, o en la pantalla de mi computador, maquilladas, con su disfraz, con su ideología, con su rabia, que no es más que mis sesgos e incapacidad de dejarme llevar. 

Pero se acabó. Ahora permitiré que la guitarra llegue al papel y se vaya sin más, sin ninguna función, sin ninguna sensación, sin ningún color, invisible si se quiere, como un regalo, como una flor, como un nacimiento, como un final, como lo que quiera. Que los parlantes vuelen y que los pianos sigan estando en el mar. Las palabras son al fin y al cabo, eso, nada. No son nada en sí mismas. Son luego cualquier significado que la mente se esfuerza tanto por crear. Ya no más. Se ha acabado esta prisión del deseo, de la verdad, del espíritu. 

El espíritu siendo aplastado por la lógica, por una lógica mediocre que no tiene en cuenta los colores que no existen o los otros universos, a las inmensas posibilidades de las cortinas, de las ventanas, de los sonidos que parecen de un avión o de una licuadora. La lógica debe morir en el papel. Voy a apuñalarla en la garganta, porque me está haciendo daño, porque las cadenas pesan demasiado y me ha convencido de que es un peso que no podré nunca soltar. Pero aquí lo dejo. Aunque aún esto tenga algo de sentido, no lo tendrá. Ya lo verás. 

Esto es eso, una lucha por quitarle la máscara a los monstruos de la conciencia, de los sueños, de las renuncias, de las decepciones, de las referencias, de todo. Es un buen comienzo perder el hilo. Ya no sé en qué iba y de eso se trata. De olvidar y continuar, de bailar cuando me baño, de reír o de no reír. Me cansa reír. Me cansa fingir. Me cansa tenerme como algún tipo de estándar. 

Ya no más estándares por hoy. Mañana ya lo veré. Es que no tengo que pensar lo mismo todos los días. Ni siquiera todos los minutos. Que voy a cambiar de opinión en una hora, y está bien. Es que eso es lo que tengo que hacer. Sin más. Dejar las ideologías aprendidas o dejar de pensar que las naranjas crecen de los árboles. Puede que crezcan en la imaginación. Hay una creciendo en este momento. Como la canción que trato de escribir. Y que se ha terminado sola.  

lunes, 29 de abril de 2019

Curar el perfeccionismo

Necesito curar el perfeccionismo. "Es miedo con una máscara bonita y pretenciosa". Eso es. Necesito quitármela. Cuesta. Pero pensar en ello es un buen comienzo. El placer es un buen segundo paso, es además el mejor guía. No más eso tan mío de romantizar los defectos. Son defectos. Son pequeñas grietas a las que no hay que prestar mucha atención. 

El placer de escribir hace que uno olvide así sea por un momento las limitaciones, la falta de virtuosismo. Y así en todo. Hacerlo todo por placer y soltar la carga, quitarse la máscara, quitarse el miedo, liberarse de esa idea de perfección que paraliza y juzga. 

Volver a escribir es poner un faro. 

En lo hondo todo se hace ley

"En lo hondo todo se hace ley" Cartas a un joven poeta.

Vengo pensando en esta frase. Me gusta buscar personas o pensadores que contradigan lo que estoy pensando en un momento determinado, y que sepan mucho más que yo de cierto tema. Y luego, buscar otro pensador que afirme lo contrario... y tratar de entender ambas posturas. 

Cuando llevo meses pensando en ello, descubro que todas las búsquedas honestas y profundas llevan a los mismos principios. Cuando no se trata de una ideología, o creencia ciega, sino de una búsqueda exhaustiva por la verdad, por la belleza, por la bondad... Y eso me parece mágico. 

Los grandes artistas empiezan siempre por entender las reglas, aprenderlas, dominarlas, y su arte empieza a vivir solo cuando las rompen. La belleza surge de los límites de la tradición, las transgresiones como expresiones del ser. Pero hay que viajar hasta los límites. Es un largo viaje para encontrar el material cósmico del que están hecho las canciones más bonitas.  

miércoles, 24 de abril de 2019

De la pomposidad de las luchas internas

Los peores seres humanos, los que han cometido los actos más  perversos, podrían mirarnos a los ojos y hacernos ver en ellos bondad y dulzura. De hecho, podrían hacernos creer que son una especie de ser de luz incapaz de dañar. Construyen un mundo interno que es de cierta manera un escape a sus actos macabros. 

Conocí uno de esos seres. 

Han pasado años y apenas empiezo a entender. Cada que encuentro este arquetipo en una película, un libro o una historia, lo veo claramente.

En la verdad y en la bondad hay una sencillez que reconoces. Había en él algo falso, algo forzado, algo que nunca encajó del todo. Todo era demasiado "moralmente" correcto, eso no es natural. 

He conocido ateos y hedonistas cuya transparencia me devuelve la fe en las personas. Desconfío del halo de superioridad moral que se construye alrededor de las religiones, de las sectas de superación personal, y hasta del Zen. Leí que los japoneses utilizaron el Budismo para justificar masacres a otros seres humanos, veían su sable en el enemigo como parte de una danza cósmica. 

No me hables de luchas internas mientras dañas a otros, mientras justificas actos que están claramente mal. Solo que no están mal si tú los cometes porque tienes una razón, tú sí sueñas con cambiar, tú si entrenas tu espíritu, tú creas toda una narrativa que sientes que te absuelve de las leyes morales que aplican a los demás. 

Algo me dice que actuar con profunda coherencia, en silencio, en lo pequeño, debe ser el camino hacia Dios, o hacia la dicha, o hacia la belleza, o como quieras llamarlo. Por algo es tan difícil, raro y hermoso cuando lo vez. Las luchas internas pomposas del que no duerme tranquilo están sobre-valoradas, son pura basura.  

Meditar, orar, entrenar el espíritu son actos profundamente personales. No te hacen mejor. No te absuelven de nada. Creo que a todo el mundo le viene bien para ser más eficiente, más creativo, más feliz. 

Parece contradictorio pero no lo es. No digo que meditar te haga malo. Digo que hay personas que se esconden ahí para justificar su maldad. 

martes, 9 de abril de 2019

Refugio

Siento la frescura de la tierra húmeda que rodea este pequeño cascarón. Hay un silencio profundo, una quietud que danza con los latidos de la tierra, una oscuridad luminosa me abraza. Oscuridad tal vez no sea la palabra; no se trata de falta de luz, o de tinieblas, o de falta de claridad... Se trata de un refugio del mundo, como cuando formas una cueva debajo de las cobijas y te enrollas en sus brazos. Esa oscuridad nutritiva y luminosa. Ahí estoy. Soy semilla, soy madera