sábado, 10 de diciembre de 2016

Crecerán

Hablé con ella. Estaba con su uniforme rojo. Seria, concentrada, como si de sus pequeños escritos infantiles dependiera el destino del mundo. No estoy segura de si cruzamos palabras, todo es ambiguo y extraño cuando viajas al pasado. 

Yo tenía mucho miedo de ese encuentro. ¿Qué tal si la había defraudado? ¿Qué tal si la ponía triste? Me acerqué y la abracé. No es un abrazo normal ese entre dimensiones, es una conexión diferente. 

Sentí que tal vez estaba un poco prevenida, pensando que iba a hacerle preguntas... Solo le dije "quiero pasar un momento contigo". También yo estaba prevenida de su reacción al verme, al ver mi vida hoy... ¿Y si no era suficiente?... Entonces me acerqué tímida con la única pretensión de compartir un momento. 

La admiro, no saben cuánto. Los ojos se me llenan de lágrimas de solo pensar en ello. Trato de hacer todo lo posible para ser como ella. Trato de estar a la altura, y mi mayor temor en la vida, es no estarlo, es defraudarla. 

Ella me puso la mano en el corazón y me dijo: "confío en ti"... En las conversaciones entre dimensiones la mano en el corazón no es solo la mano en el corazón. No sé cómo lo sé, pero supe de inmediato que la traducción al español de ese gesto es: "te entrego mis sueños". 

La tierra está húmeda y abonada. Esas semillas rojas que ha sembrado están a salvo. Crecerán. 

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