jueves, 3 de diciembre de 2015

Diciembre

Diciembre, un mes para pensarse, para cerrar un ciclo, para replantear qué sigue, qué no, qué hicimos bien, qué hicimos mal, qué queremos para el próximo año. Mi poco gusto por diciembre tal vez sea que siento que entre tanto ruido, entre tanto alboroto, deudas y desenfreno no es posible hacer tal cosa como terminar un año lo mejor posible para replantear qué errores cometimos y merecen no repetición, qué aciertos tuvimos y merecen un reconocimiento, una sonrisa de satisfacción. 

Es un mes muy importante por eso y no debo dejar que mi poco gusto por las festividades me quite el placer del cierre, del cambio. Es un mes al que sacaré todo el provecho que pueda, en el que cerraré cada capítulo doloroso como tenga que ser cerrado, en el que reiré por lo que hice bien y reconoceré que aquello que hice mal deja lecciones que debo tomarme el tiempo de estudiar. 

Es un mes para bajar un poco el ritmo y desintoxicarme de la rutina, tal vez para alejarme también y verme desde afuera, desde donde todo es insignificante, desde donde todo es posible, desde donde uno se puede vaciar y olvidar, convertirse en una nueva persona, con nueva energía, capaz de ver las posibilidades que un nuevo año siempre abre.

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