martes, 21 de enero de 2014

Finding neverland, "la vida sobre el arte"

Esta semana vi una película sobre el escritor de Peter Pan llamada "Finding Neverland"... No sé qué tanto es real y qué tanto es ficticio, pero eso no me importa.

Estoy acostumbrada y he vivido maravillada por aquellos personajes de Balsac, obsesionados por una pasión, cuya vida es consumida por un único objetivo: mucho dinero, fama, un logro científico o  literario.
Olvidan su familia, sus amores, incluso a sí mismos en su obsesión por alcanzar la grandeza. Crecí leyendo sobre estos personajes cuya vida no tiene sentido más que a la luz de ese sueño y en la lucha por alcanzarlo lastiman e incluso matan a quien más quieren o a sí mismos... Es como si el arte tuviera que pagarse con pedazos de vida, como si la búsqueda de esa grandeza excusara todos los defectos de carácter, todos los caprichos y excentricidades, todas las agresiones hacia los demás... A ellos les perdonamos todo porque su obra es magnífica, importa su obra y no su persona... No sólo están en la literatura; la historia nos habla de muchos grandes cuya vida era un desastre y que fueron terribles seres humanos... 

Cuando se trata de arte, no tiene porqué ser así... El arte debe inspirar, es un lenguaje para comunicar emociones, sensaciones, deseos, valores, visiones, sueños, luchas, dudas... los artistas son los seres a los que escuchamos, nos identificamos con aquello que dicen y logran poner en palabras o en colores o en sonidos aquello que nos aflige o nos alegra o nos causa curiosidad... Esos seres deben poseer un sentido ético; es decir, si el arte es una expresión humana ser artista implica conocer un poco más del alma humana y ese conocimiento debería dar al artista más humanidad, esa persona debería ser incapaz de pasar por encima de otro... lo mismo pasa en la política, pero eso es otro cuento y muy largo.

Este estereotipo es tan dañino que yo misma así como muchos otros niños que leen sobre los artistas pensamos que un artista exitoso es grosero, excéntrico, desordenado en su vida amorosa, depresivo, adicto... y que todo eso está bien, porque esas cualidades parecen necesarias para sumergirse de lleno en la creación; escenas de gritar a alguien porque interrumpieron la importante labor creativa, o buscar refugio en las drogas para escribir cosas nunca antes escritas o ser un cínico, un inadaptado, alguien incapaz de amar... 

Aunque entiendo los argumentos de quienes dicen "una cosa es la persona y otra cosa es su obra", no creo que los niños lo entiendan así, ni todas las personas...  Querámoslo o no, los artistas son modelos de comportamiento, la sociedad se refleja en ellos pero ellos también se reflejan en la sociedad... 

Cuando vi la película este fin de semana pensé: ¡Qué bello es ver un artista poniendo la vida por encima del arte!... la humanidad por encima de su obra... El arte conviviendo con el amor, con los valores, con ser una persona buena, agradable, con deseos de ayudar. Ojalá alguien me hubiera dicho cuando era pequeña: Así no es, no tienes que ser como ellos para ser artista, no tienes que escoger una excentricidad, ni tener ideas suicidas, no tienes que tener problemas psicológicos. Eso fue lo que me dijo la película y lo agradezco. Siempre que leía uno de aquellos personajes había algo adentro que me decía que no era el camino, que no debería de serlo: la vida está sobre el arte. 

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