Escucho a Debussy, La Mer... el viento entra por la ventana al compás de la música y mueve las hojas que tengo sobre la mesa, también mueve las palabras que hay en mi cabeza y las hace danzar. A veces mi cuerpo hace lo mismo cuando escucha música tan bella... a veces no puedo evitar mover la cabeza, los ojos, los labios, la sonrisa, los hombros, los brazos, las manos, los dedos, el torso, las piernas, los pies... cada hueso y cada gota de sangre quiere danzar... La música me llena del instante, me salva del sinsentido, construye paisajes sonoros con galaxias enteras frente a mí, soy polvo y soy el universo... soy YO.
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