domingo, 19 de enero de 2014

Pensamientos de domingo

Espantando los pájaros que solían posarse muy  felices sobre el balcón hasta que llegó el gato. A Luna no le hace mucha gracia pero el espectáculo del pajarito decapitado no es de mis favoritos. Ahorita está sentada en la silla mientras yo estoy sentada en el suelo, sus galletas son más caras que las mías, se toma toda mi cama y me deja un rincón, a veces me deja algo de leche... ya sabemos quién manda aquí. 

De mis cosas favoritas un domingo por la tarde es no ponerme zapatos, ni brasiere, ni maquillaje. En realidad siempre prefiero no usar maquillaje porque no es buen negocio para mi... no me veo bien... sólo corregir una que otra imperfección aquí y allá... Es lo que más trabajo me cuesta; aceptar los errores, las imperfecciones. Escribo mucho sobre lo importante de equivocarse porque me gustaría tomar mejor mis propias fallas, mis propios defectos, pero es difícil. Soy víctima de una sociedad que nos bombardea con imágenes de perfección y nos dice que no ser así es no ser lo suficientemente bueno... 

Con el tiempo he aprendido a buscar un equilibrio entre mejorar día a día y aceptarme como soy, aceptación es diferente a conformismo. El tiempo me ha hecho más tranquila, me ha hecho también más niña... De niña no me gustaba jugar, no me gustaban los cartoons, ni las muñecas, ni los video-juegos, a veces me escondía de mis amigas porque quería estar sola escribiendo, en todas las fotos estoy haciendo cara de "honguito" ... me tomaba todo muy en serio... cada vez un poquito menos. A veces me pienso como Benjamin Button, como en un viaje en reversa... Como sea, el tiempo sigue a su paso constante e innevitable, es el tren que no hace estaciones y del que solo nos bajamos al morir sea cual sea su dirección.













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