viernes, 10 de enero de 2014

Soy mi estudiante


Enseñar es algo nuevo para mí...
Aquellos chicos me llenan de vida, me llenan de inspiración y me llenan de luz... y yo solamente les doy razones para aprender, les trato de mostrar lo emocionante que es saber o descubrir o hacer algo nuevo... 
He descubierto que a veces también necesito darme razones, mostrarme lo emocionante que es saber o descubrir o hacer algo nuevo... Así que me he convertido oficialmente en mi estudiante.

He descubierto lo dulce y condescendiente que soy con los procesos de cada uno cuando están comprometidos con ellos; pero nunca fui así conmigo... Somos duros y en ocasiones demasiado exigentes y crueles con nosotros mismos. El problema es que esto nos lleva a ver cada aprendizaje como un proceso doloroso y que no siempre somos capaces de emprender. Pero siendo mi estudiante, entiendo que es normal tropezar, que es normal no saber todo, incluso me miro con complacencia y ternura cuando me veo a mí misma luchando con las teclas del piano como si fuera un dragón por domesticar o enojada con la canción que quiero que sea mucho mejor que las anteriores... y me digo: vuelve a empezar, graba todo, descansa y vuelve a escribir cuando te sientas mejor. También establezco horas de clase que no son negociables, que debo cumplir todos los días...  Escribo los programas con cabeza fría, establezco metas a mediano plazo y pequeños logros por alcanzar día tras días... esto, cuando la estudiante emocional no está presente; en las clases la dejo por su cuenta, soy una guía nada más... 





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