Una espiral sin fin. Sísifo y su viaje.
Las certezas suelen desaparecer de mi mente cada tanto. ¡Es extraño! ¿Qué persigo? ¿Qué quiero? ¿Qué estoy haciendo aquí?
La tranquilidad es esquiva y no se queda conmigo. Las rutinas ya no son suficientes cuando el corazón se agita de esta manera.
La sangre hierve y nuevos sueños nacen adentro. Puedo sentirlos, se mueven por mi cuerpo. Siento que me desorganizan el pelo y que me piden una copa de vino antes de dormir. Hacen que me olvide de apagar la cafetera, de lavar la ropa sucia y de tender la cama. Me despiertan de madrugada y me arrojan palabras durante todo el día.
Soy él, Sísifo, un instante antes de volver a tomar la roca y empezar nuevamente a subir la montaña.
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