miércoles, 11 de enero de 2017

De vuelta

Fuera de mí, completamente. Y es cuando más necesito escribir. Es cuando, paradógicamente, más palabras, melodías... y canciones, salen al rescate. Estoy afuera, estoy en la distancia... y si no escribo, no me veo, no me encuentro.

Acabo de notar que tengo frío. Acabo de notar que mis piernas están cruzadas, mi pelo suelto, mi boca sedienta, mis ojos necesitando un pequeño descanso de la pantalla, mis hombros cargando preocupaciones y fantasmas. Acabo de notar la melodía más famosa de los pájaros interpretada por una estrella con copete amarillo que está a unos pocos metros. Acabo de notar que la gente pasa cerca a la ventana de la sala donde me encuentro. La gente habla... y acabo de notar que no he escuchado una sola palabra de lo que han hablado durante esta mañana. 

Hoy, estando perdida, he encontrado una guitarra. Música porque me alivia y me nutre. La música ocurre en el tiempo y tiene esa manera rara y mágica de tomarme de la mano con paciencia y ayudarme a cruzar el río, las montañas y los puentes. El camino parece largo y complicado a veces. Pero con ella no me pierdo. Con ella sé que volveré a llegar a mi. 


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