martes, 3 de noviembre de 2015

Días...

A veces no sé escribir, no sé cantar, no sé caminar, no sé respirar, no sé decir "te amo" y no quiero hacerlo... A veces soy analfabeta y la vida parece increíblemente confusa y ajena.

Días en los que parezco divagar sin rumbo, días del absurdo, días de la inercia, de hacer sin pensar... y de seguir como una máquina que ha sido programada...

Pero a veces tengo también momentos de inmortalidad, momentos en los que todo es posible y en los que el mundo parece ser el lugar para lo que se me ocurra, todo parece cercano y cálido. Me parece que no hay límites, que puedo escribir las mejores canciones, que puedo cantar y amar y vibrar y crear lo que quiera... Me parece que nadie puede lastimarme.

Días en los que parezco volar directo a mis sueños, días en los que todos los retos son pequeños comparados conmigo. Hay días en los que el espíritu es tan fuerte que el cuerpo no siente el cansancio y es cómplice de cualquier locura.

Y necesito los momentos intermedios, los días de silencio y de transición, los días de mirar todo en perspectiva y reconocerme lejos de la tormenta de éxtasis o de angustia. Necesito viajar a la montaña donde nace el agua y beber de allí. No hay nada que necesite más que esos momentos de soledad, siento que me asfixio cuando no tengo estos días intermedios donde la soledad es la mejor anfitriona. 

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