viernes, 18 de septiembre de 2015

Una gota de agua

En mis primeros días como vegetariana nada extraño ha ocurrido, salvo que se trata de un cambio y siempre que hay cambios, uno se siente diferente. Sé que ha sido algo natural en mí, una inquietud que siempre he tenido y que tiene que ver con una posición muy personal que sabe que no genera un cambio en el modelo económico, ni siquiera en el número de animales que mueren... es una posición que sabe que lo único que cambia soy yo y la forma como me siento conmigo misma... Me siento igual de fuerte, con una especie de expectativa sobre cómo le sentará a mi cuerpo, a mi energía... y también con responsabilidades algo distintas, debo pensar también en nuevos hábitos. 

Tal vez sea algo de unos días sí, otros días no... no es algo que quiera forzar... por el momento puedo decir que simplemente me dejó de gustar la carne, incluso el término me suena grotesco... mi cuerpo no quiere comerla y yo lo escucho. Imagino que la razón por la que no quiero comerla tiene que ver con mis búsquedas personales, con una creciente empatía que siento hacia otros seres, y con cierta sensibilidad que a veces quisiera no tener hacia el dolor que existe en el mundo. Pero me siento en un camino al que para mí era inevitable llegar. Seguiré escribiendo, respirando, cantando, viajando y pensando... y afuera todo seguirá su curso natural, la sociedad cambiará a cierto ritmo, tal vez yo sea una gota de agua de ese río que está buscando un curso distinto.

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