Un jugo de banano en leche después de un entrenamiento en el que te dicen: "yo sé que tus piernas se niegan a hacer esto, pero si no controlas tus piernas ¿cómo vas a controlar tu vida?"... Esto es el cielo... no sé cómo más llamarlo, el sabor fresco y dulce, las vitaminas se sienten llegar al estómago, reponer el ánimo y el cuerpo, las calorías me vuelven a la vida y siento cierto orgullo por cumplirme a mí misma.
El libro que puedo leer en un momento, cada historia que va tomando vida en mi imaginación; la oportunidad de sentarme a terminar una canción en la que me puedo equivocar cuantas veces quiera y hacerla 10 veces si es lo que me place; aquel hombre grande y dulce al que extraño; el gato haciéndome compañía, escarbando las cobijas y exigiendo su leche con galletas...
Mi vida está llena de belleza y hay días como hoy en que lo noto. A veces lo tengo presente como concepto, digo: sí es verdad, pero es una verdad vacía, no sé porqué. A veces los días me llegan con niveles de percepción diferentes. Pero hoy lo puedo ver, lo puedo sentir, veo las oportunidades que estas 12 horas restantes pueden traer para mí y doy gracias por el jugo de banano y por la vida.
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