Las verdades son hermosas. Incluso las que son una mierda, las que no quieres mirar a los ojos, las que te apuñalan el ego y te dejan el corazón frente a un espejo sin filtros, las que te señalan que el camino es mucho más largo. Especialmente esas. Las que te sacuden y te cuentan que estabas dormida. Despertar puede ser traumático, pero no todos los días sucede... y es hermoso.
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