Tuve en mis manos algunas semillas. Elegí una que me pareció muy bella, me aseguré de dejarla en una matera adecuada mientras preparaba la tierra para que estuviera fértil y húmeda. Cuidé la tierra, la cultivé, me aseguré de que tuviera sol y lluvia en las cantidades adecuadas; mientras tanto, la semilla empezó a germinar, unas hojitas verdes me saludaban. Cuando pensé que era el momento, la sembré en la tierra que había preparado... Cuando las flores se marchitan, preparo otras semillas que dan flores de diferentes colores... Sé que él hace lo mismo, cuando alguno de los dos deje de hacerlo... ¡El jardín se marchitará!
Escribo por hábito, porque me ayuda a tener los pies en la tierra mientras construyo y expando mis alas. Este blog no tiene ninguna pretensión, salvo ser mi rincón en la web, en el que a veces descanso y me dejo llevar por las palabras. Aquí escapo del tedio, busco a la niña sabia que fui para que me guíe cuando me siento perdida en las rutinas, cuando siento que no soy suficiente... o cuando el miedo me ataca. Conoce más sobre mí en www.orianna.co
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