martes, 9 de enero de 2018

Tocar

Estoy en una habitación. Él está ahí. Él no importa, es decir, no sé quién es en este momento, pero en la habitación, en ese universo, en ese otro tiempo, él es un pozo de agua cálida para sumergirse y ahogarse por algunos instantes, hasta por fin respirar, como si el aire fuera lo único que importara. Ese aire que se va acomodando por todos los rincones de mis pulmones. Ese aire que expande mi estómago y que mueve mis manos. Ese aire que respiro cerca a su entrepierna. 

Y el jugo de naranja. Tan dulce como ese momento.  Sé cuál es su origen y sé cada uno de los defectos que tenemos en común. ¡Qué complicado es! ¡Me exige amor! Me gusta acariciar su rostro. Me gusta tocar el piano con un vaso de jugo de naranja mientras sale el sol. 

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