domingo, 15 de junio de 2014

EL MAESTRO


Merlín: Es el último huevo de dragón eléctrico...

Ágata: Pero es sólo un huevo, además está perdido, tal vez nunca lo encontremos, además ¿Cómo sabemos que existe?

Merlín: Mi pequeña Ágata, hubo una época en la que ellos gobernaban la tierra, volaban sobre los cielos... desarrollaron una gran energía que se siente en toda la tierra.

Ágata: Abue Merlín ¿Tú lo sientes?

Merlín: Sí pequeña, sé que él está luchando por crecer dentro del huevo, apenas es pequeño, aún no sabe lo fuerte que será...

Ágata: Abue Merlín; pero ellos eran malos, he escuchado que eran monstruos, ¿Para qué queremos que existan?... Tal vez quemen nuestra casa, o hasta nos quemen a nosotros

Merlín: Son un misterio que queremos conservar... Ellos vienen de otra dimensión del universo... Además, no son malos, son guardianes, son guías... Tienen un gran poder y cuando están jóvenes no saben controlarlo... a veces pueden hacer daño, pero están destinados a ser nuestros maestros; es por eso que deben conocer la maldad y la bondad... Deben ser libres, aprender a conocer sus límites...

Ágata: ¿Nuestros maestros?

Merlín: Sí, ellos nos enseñarán a construir nuestras alas, ya verás como crearás unas para ti.

Ágata: ¿De verdad?... entonces, busquemos ese huevo.

Merlín: Debemos caminar hacia el río grande del norte.

Ágata: Pero tú me dijiste que estaba a varios años... es muy lejos

Merlín: Dime qué tanto quieres esas alas...

cinco años después...

Ágata: Abue Merlín, ¿Dónde están las plumas y el alambre y no sé... las cosas para construir las alas?

Merlín: No necesitas esas cosas.

Ágata: Pero... ¿Cómo voy a construir sin herramientas?

Merlín: Con la mente mi pequeña... 
... Está cerca, todo debe estar listo, debes observar y aprender. Primero construirás las alas, debes hacerlo tú misma. Luego aprenderás a usarlas.

Ágata: Pero yo no sé construir unas alas...

Merlín: Observa...

El río se estremece y crea olas como nunca antes se habían visto allí, el suelo tiembla como si fuera a quebrarse la tierra, se escucha un rugido ensordecedor, el cielo se enciende con el fuego más inmenso que se había visto en 10.000 años... El dragón está volando sobre ellos. Merlín aplaude y Ágata observa con asombro un espectáculo en el que en realidad no creía hasta ese instante.


Ágata: Abue, abue Merlín ¿Qué hacemos? ¿Cómo hacemos para que baje a enseñarnos?

Merlín: Nada, observa.

Ágata: Pero quiero construir mis alas, quiero crear los planos, cocer las plumas, pegar el alambre... Quiero que sean muy grandes y negras como mi pelo con destellos brillantes... ¡¡¡Empecemos!!!

Merlín: Ya lo hicimos, tu labor de hoy es observar.

Ágata: Pero tú dijiste que el dragón nos iba a enseñar... tú me lo prometiste.

Merlín: ... y lo está haciendo. Mañana volverá a pasar y tú debes seguir observando; luego construirás las alas y luego lo perseguirás, volarás como él. Eso es un verdadero maestro, nos inspira, nos hace desear volar más alto, ser así de fuertes y libres.

Ágata: Pero yo pensé que iba a enseñarme como tú lo haces... trigonometría, la mecánica del movimiento... yo quiero que mis alas queden perfectas.

Merlín: Creí que querías que tus alas volaran muy alto... Observarás durante un mes.

Ágata: Está bien... 

Ágata piensa que está perdiendo el tiempo pero decide obedecer a Merlín... se pasan días enteros viendo volar a aquel imponente dragón, más de una vez han terminado en el río por la corriente que provocan esas enormes alas. Pasarían dos años antes de que las alas estuvieran listas y otros dos años antes de que Ágata empezara a volar. 

Ella fue volviéndose cada vez más intrépida, empezó a correr y lanzarse al río desde lo alto, hasta que un día saltó de una distancia en la que cualquier humano habría muerto... Su cuerpo se veía caer y caer, ella misma miraba el suelo acercarse... pero no tenía miedo... lo entendió...

Era un hada y de sus brazos surgieron aquellas enormes alas negros como su pelo y llenas de destellos. 

Ágata se elevo, aterrizó torpemente y fue en busca de Merlín.

Ágata: Abue Merlín...

Merlín: Mi pequeña, es hora de que vueles tan alto como te sea posible porque ahora tú eres la maestra.








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