miércoles, 4 de junio de 2014

Constructora

A veces me siento torpe, torpe con cada ladrillo que voy poniendo; con el cansancio los pongo en el lugar equivocado o los pongo al revés... la lucidez no siempre está presente cuando de construir se trata... a veces esos ladrillos mal puestos funcionan por un tiempo, a veces se derrumban y debo volver a empezar. Casi siempre debo volver a empezar. He aprendido a dejar atrás y seguir, sin nostalgia por el castillo derrumbado y con emoción por el que tengo en mente. Así inicia de nuevo el ciclo: me siento más segura, más fuerte, más clara y siento que esta vez lo haré perfecto, cada ladrillo puesto donde tiene que estar. 

Esta vez lo haré despacito, con paciencia, con la razón y no con la emoción... y así construyo nuevamente, a las 4 am empieza el proceso, construyo durante muchas mañanas, el tiempo pasa y no me doy cuenta, el teléfono suena y no atiendo, el teléfono se descarga y pasa meses así, al atardecer estoy demasiado cansada... hay momentos en los que sólo llego a mi cama,  no recuerdo cómo, luego duermo hasta la madrugada y continúo construyendo.

Y aquel día llega. Al principio me siento conmovida por haber hecho un castillo en donde cada ladrillo es tan perfecto, creo que todo está donde tiene que estar y me siento orgullosa de mi trabajo. Es cuando me mudo a mi nuevo hogar; allí vivo... Pasan los meses, mi nuevo hogar es hermoso, es todo lo que había soñado, es grande, imponente, con un gran salón para el piano, con una gran habitación, con un gran salón de entrenamiento lleno de espejos, con pasadizos secretos que me llevan al mar, con balcones, con una gran chimenea, con caminos de flores rojas, con grandes árboles; sólo recuerdo haber puesto los ladrillos...  

Todo está en su lugar, no falta nada... no recuerdo cuándo te fuiste, no recuerdo porqué, siempre has estado a mi lado y de repente no estás, siempre me servías una taza de café en la madrugada y... eras tú, tú me llevabas a la cama al atardecer, tú sembraste las flores, tú pusiste el fuego, tú pusiste...  vida a mi hogar y yo no noté que estabas allí, sólo quería que los ladrillos quedaran perfectos y ahora simplemente te has ido... mi castillo es hermoso, pero lo cambiaría por tus brazos. 



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