domingo, 6 de mayo de 2018

Toda lucha es conmigo

Regresé del concierto de Pala. Nunca he conocido a alguien tan feliz. Todo en su vida es suyo. Me gustaría ese nivel de coherencia. Parece todo estar tan claro, tan resuelto, tan natural. Yo en cambio estoy siempre incompleta, siempre sin resolver. No he encontrado mi lugar en el mundo. Tal vez no exista. Tal vez no importe cuánto intente encontrar un hogar si mi destino es divagar, encontrar solo casas temporales para mis emociones. 

No está bien. No está mal. No importa realmente.  

A veces la música me sana. A veces se esconde y cuando toco el piano, no me dice nada. A veces las palabras abren camino. A veces no, a veces son muchas letras persiguiéndose la cola. A veces mi voz tiene su propia voluntad, la sorprendo cantándome, me invita a escucharla, me salgo de mi cuerpo, mientras ella se adueña de mí. No siempre. A veces se encierra en un cuarto y debo llevarle el desayuno, acariciarla, decirle que está bien, que está a salvo. Me dice que a veces encuentra laberintos cuando intenta salir. Nudos en mi garganta, muros en mi cara que no la dejan volar. Toda lucha es conmigo. Lo demás es pasajero. Alex llamó. No era nadie antes de llamar. Lo había olvidado. La gente pasa. Que el viento se lleve lo que pesa o le estorba a mi voz para salir. 




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