miércoles, 6 de julio de 2016

La niebla

Qué rico perderse entre la niebla blanca, sentir el frío, sentir el vacío y dejarse llevar. Qué rico abandonarse a no pensar, despojarse de todo, abandonarse en el cielo con la confianza de saber volar, con la convicción de ser capaz de encontrar el camino de regreso. La paz es de repente el tesoro más valioso y todo lo que me la arrebate debe irse. 

Ya no quiero controlar nada, ya no me quiero controlar a mí misma, confío en la sabiduría que he cultivado, confío en que las decisiones que toma mi intuición son las correctas y me abandono a los deseos de mi alma... ella sabrá qué debo hacer, a ella dejo la labor de abrir el camino... 

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