miércoles, 6 de julio de 2016

Hay un universo adentro...

Hoy pensé que no cantaría. Se me hizo tarde entre los pendientes. Siempre practico temprano en la mañana y ya eran las 5:30 pm... Pero igual me dije a mí misma "sólo unos cuantos ejercicios", mi pequeño ritual de 5 a 10 minutos... 

Me paré frente al espejo y respiré... canté... noté con cierta sorpresa que mi cuerpo estaba gritándome por la oportunidad de expresarse en sonidos y cómo cada nota fluía tan natural como nunca. Superé todas mis marcas en cada ejercicio de una manera tan espontánea que me asustó, me sentí abrumada. 

... y me senté a meditar... puse el cronómetro, 5 minutos... Sólo para agradecer por mi voz, por mi práctica, por mi pequeño ritual. No quería tener ninguna imagen, sólo escribir gracias en el cielo. Así lo imagino, por más tonto que parezca; una gran mano dibuja mis pensamientos en el cielo... "Gracias por mi voz" "Gracias por regalarme este momento" "G R A C I A S". 

De repente apareció ella, en su uniforme rojo de la guardería, con su lonchera gigante y tan seria como siempre fui, me abrazó, me dijo: "Gracias", se sentó sobre mis piernas... y le hablé, no recuerdo ya las palabras exactas, pero le dije algo así como "Lo estás haciendo muy bien, estoy orgullosa..."

Aún estoy llorando y con el corazón apunto de estallar por ese encuentro y cada que releo el párrafo anterior salen lágrimas como si tuviera un mar por dentro... Hay un universo adentro. Juro que no lo imaginé, juro que no creé esa imagen, juro que ella estuvo conmigo.

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