viernes, 10 de abril de 2015

Diagnóstico: ¡Exceso de futuro!


Me levanto despeinada, como todos los días... las mañanas siempre han sido como un nuevo comienzo para mí, despertarme temprano ha sido mi fórmula para estar bien. La madrugada limpia los errores de ayer, casi siempre. Últimamente mis mañanas han estado llenas de temores y de ansiedad, mis fórmulas no funcionan, todo suena tan obvio: respirar, agradecer... pero no lo hago realmente, es difícil hacerlo cuando las cosas se vuelven rutinas sencillas, de repente no les prestas tanta atención, porque la sensación es de que no la merecen, están resueltas... pero no es así ¡Nunca es así!... El momento presente siempre requiere de nosotros los humanos un esfuerzo, es un constante desafío; no sucede así con los animales, por eso sólo verlos nos genera calma ¡Cómo nos encantan! nos hacen sentir bien porque tienen resuelto el problema de estar presentes.

Tomo mi pelo despeinado y lo sujeto con una liguita negra, estiro la espalda, respiro, tomo un vaso de agua y escribo. Siento las tensiones en el cuello, en la espalda, en los hombros, en las piernas... 

El psicoanalista diría, diagnóstico: ¡Exceso de futuro!... 

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