lunes, 30 de abril de 2018

Nunca supe su nombre

Rock and Roll de los 90. Dos copas, una con ron, otra con limón. Mi hermana tomaba una cerveza artesanal. Fuerte sabor a madera seca mi boca, como cuando me fumo un porro. No es sed. Es solo una pequeña sensación abrasiva. Mi cabeza está siguiendo la guitarra. No puedo evitar dejar de pensar en las voces un poco desafinadas. La banda es de una chica y un chico argentinos. La chica rubia y delgada con su guitarra eléctrica rosa; el chico moreno y de pelo largo con su guitarra (creo que era negra, no lo recuerdo). Había algo dulce en ellos. Creí pensar "le sudan las manos", no sé porqué.

Este bar tiene una especie de muros incompletos que hacen que el que pase por el frente esté como temporalmente adentro, aunque sin entrar. Parece invitar al que pasa a mirar, saludar, participar por unos segundos de lo que está pasando adentro. Así fue como nos encontramos. Él pasaba por ahí y se quedó mirándome a los ojos, como si me conociera. Yo hice lo mismo. Sonreímos, nos saludamos, fuimos cómplices de una travesura infantil. Me pidió que saliera a su encuentro. Salí. Hablamos. Reímos. Hubo tiempo hasta para un abrazo. Me presentó a su amigo. "Es algo energético, te vi ahí tan hermosa"... "Sí que fue algo energético"... (No lo dije en voz alta, solo con mis ojos: "también eres el chico más lindo que he visto en mucho tiempo")

Entendimos que esa pequeña intersección energética era en sí misma especial. Él siguió su camino. Yo regresé al bar. Nunca supe su nombre. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hablemos... ¿Qué opinas? ¿Tienes algo para contarme?