jueves, 12 de abril de 2018

Lento

¿Por dónde empezar? Hace tiempo que no escribo. Escribir es pretender ser estúpido cada vez que lo intento, disfrazar verdades con mentiras, hacer sonar ridículo, cliclé, innecesario, lo que en realidad es importante, vital, de vida o muerte para una voz... 

A el que escribe no le queda de otra que ser humilde. Se enfrenta con su propia estupidez e incapacidad una y otra vez; la mira a la cara, la reconoce. Es escuchar y ser incapaz de transmitir la belleza o la ridiculez humana que llevas por dentro y que adentro es visceral y fuerte; y afuera, en palabras, no es ni una mala caricatura, no llega a ser ni a un mal cover de una gran canción. 

Es que no importa cuántas palabras use, no podré explicarte lo hermoso que cantan los pájaros hoy, ni lo irritante que son los gritos de los niños casi siempre. No podré explicarte las ganas de mi corazón de escaparse de mí cuando sigo instrucciones y él se siente rebelde y creativo. No podré explicarte lo difícil que es el día a día casi siempre. Levantarse todos los días a una misma hora, cumplir con una serie de labores que a veces tienen sentido y otras veces no... Hacerlas, encontrarles sentido a veces y otras veces no. 

Las cosas que a casi todos les parecen normales, son para mí batallas épicas, o dolorosas discusiones de mí contra mí... 

¿Es esto todo lo que puedo hacer? ¿Soy aquella guerrera todavía?  ... Crezco, lo siento, lo reconozco. Pero siento que crezco a la velocidad más lenta a la que le es posible crecer a un ser. Me gusta la lentitud. Peleo contra todo el que no la entiende, la defiendo. Pero lentitud: a veces dueles! A veces confundes! A veces pesas y me encorvas los hombros! A veces cuesta amarte y me haces sentir sola! Y no sé si lo sabes... Pero eres todo lo que tengo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hablemos... ¿Qué opinas? ¿Tienes algo para contarme?