viernes, 25 de agosto de 2017

Nada que hacer...

A veces se nubla el corazón. Es difícil saber cuáles son sus deseos. A lo lejos veo un pájaro sobre una rama de un árbol; veo su silueta entre las hojas, la silueta de sus alas moviéndose; lo veo estirar su cuello y dar unos cuantos pasos antes de posarse un rato bajo la sombra. Está bien posarse a descansar. Está bien no tener nada que hacer unos minutos. ¿Por qué tiene que haber algo que hacer todo el tiempo? Está bien no tener que contar una historia cuando escribes. Está bien hablar de los sonidos fastidiosos de las sillas que se mueven, de los gritos de las niñas a lo lejos, del sonido de las lámparas al que estoy tan acostumbrada que solo lo noto cuando no está... No solo está bien sino que si no lo haces las nubes seguirán empañando el corazón. 


2 comentarios:


  1. Me gustó. Una prosa poética para contar esos momentos donde no hay nada que hacer, ni ganas para intentarlo.

    mariarosa

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que te guste. Gracias por escribir, ¡un abrazo!
      Orianna.

      Eliminar

Hablemos... ¿Qué opinas? ¿Tienes algo para contarme?