martes, 25 de abril de 2017

Luz

Necesito ser pequeña... diminuta. Del tamaño de una hormiga... No, incluso más pequeña, del tamaño de un átomo. Invisible para los que no saben mirar. Inimaginable, como si no existiera, pero existiendo. 

Necesito existir para mí por unos minutos. No es egoísmo, es que a veces se me agota la luz, siento que no tengo más para dar, no tengo más para decir, no tengo cómo iluminar los rostros de la gente si por dentro el fuego está cansado.

Esconderme en mi estómago y correr. Encontrar ese lugar seguro. Adentro. Mi cuerpo es un lugar seguro. 

Soy un átomo. Juego, corro, vuelo. No hay nada y está todo. Solo hay espacio. Un espacio inacabado. Un horizonte infinito. Todo está oscuro y nada más existe. Solo yo. Giro, fluyo, me dejo caer. No hay arriba, no hay abajo. 

Sigo girando al ritmo de la música. Un átomo que baila hasta estallar y volverse luz. Una explosión colosal que ilumina cada rincón de mi cuerpo, la luz de mis ojos que se abren.

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